Cerrando otro ciclo en espiral

La vida en pequeña semilla se mueve como el agua, a veces está en calma y encuentra un cauce que habita cada rinconcito de la naturaleza, en armonía. Otras veces es agua revuelta que se hace paso adentrándose en el medio de la tormenta. En ocasiones ese movimiento natural de todo aquello que está vivo, nos invita a adentrarnos a experiencias inimaginables que nos convidan con aprendizajes profundos que dejan huellas. Y si, hay que aprender a mirar esas huellas. Que nos sirva de guía, que nos orienten para seguir andando. Ahora, después de tanto tiempo, estamos un poquito más seguras de por donde andar, porque este viaje nos enseñó que piedritas saltar, que atajos tomar. Nos enseñó a reconocer cuándo es necesario descansar para seguir andando.

Con la invitación de contemplar lo sencillo, de aquel rayito de sol que nos ilumina la cara, la brisa del viento que mueve nuestro pelo, los pies en la arena, en el pasto o en la tierra. La simpleza de un abrazo, de un matecito mirando el atardecer y del aroma a jazmín que anuncia la llegada de un tiempo distinto…

Felices vacaciones!!!

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